sábado, 11 de febrero de 2017

LA CIENCIA EN LA MODERNIDAD, T.P.3


 La ciencia moderna: el problema del conocimiento de los hechos de la experiencia

La época moderna se caracterizó por un movimiento de ruptura. Básicamente, se rompió con la concepción del kosmos, basada en la filosofía de Aristóteles y en la astronomía de Ptolomeo: tanto los antiguos como los medievales concibieron al kosmos como una gran esfera cerrada, que giraba alrededor de la tierra (la que permanecía inmóvil en el centro de la esfera). Esta concepción era confirmada por los datos sensibles: se ve salir el sol por el este, elevarse hasta el centro del cielo y descender para ponerse por el oeste, mientras que la tierra se mantiene firme bajo los pies del observador. La más inmediata percepción sensible ratifica los postulados de Ptolomeo.
Aristóteles veía el cambio y la corrupción en la tierra, pero no los veía en los astros. Dividió así el kosmos en dos regiones: 1) lo que llamó región «sublunar» o terrestre, donde rige el cambio y la corrupción, por la que las cosas (o substancias) nacen, crecen y mueren; 2) lo que llamó región «supralunar» o celeste, donde los seres son incorruptibles. Los astros son perfectos, esféricos, no cambian, sino que se mueven circularmente. No nacen, crecen y mueren, sino que permanecen.
Esta es una concepción geocéntrica, pues la tierra es el centro inmóvil del kosmos. Todos los cuerpos celestes giran circularmente alrededor de ella, moviéndose en esferas transparentes y concéntricas. En una esfera se mueve la luna, en otra los planetas, en otra el sol, o las estrellas fijas que demarcan el límite del sistema cerrado. El kosmos es finito, tiene límites. Lo infinito es sinónimo de in-definido, y por lo tanto imperfecto. Ptolomeo75 retomó la teoría aristotélica (con agregados posteriores) y le sumó nociones matemáticas. La concepción aristotélica de la naturaleza fue aceptada durante toda la antigüedad tardía y la edad media, y sus principios fueron confirmados por mediciones matemáticas y validados por el uso en la navegación.
La antigua concepción se cuestionó recién en el año 1543, cuando Copérnico planteó la hipótesis heliocéntrica. Dicha hipótesis se suscitó como respuesta a un problema: algunas órbitas celestes no seguían el curso circular, que supuestamente tendrían que seguir, de acuerdo a la teoría de Ptolomeo. Por eso, Copérnico supuso que la tierra (como los otros cuerpos) estaba realizando el mismo doble movimiento de los otros planetas. El sol se convirtió así en el centro de un sistema en el que la tierra era un planeta más.
Pero, si bien cambió el eje del sistema, subsistió la antigua jerarquización: por ser el sol el centro del sistema, se supuso que debía estar en reposo, ya que dicho estado seguía considerándose más perfecto que el movimiento. Es importante hacer notar que Copérnico no tuvo modo de comprobar su hipótesis, porque no había un instrumento adecuado para observar si los hechos confirmaban los supuestos. Fue Galileo Galilei quien, valiéndose del perfeccionamiento del telescopio, comprobó sus afirmaciones.
A partir del cuestionamiento del sistema aristotélico-ptolemaico, la tierra perdió su lugar de privilegio en el centro del sistema y con ella el hombre mismo fue degradado a ser un habitante de un planeta periférico. Sin embargo, paradójicamente, el hombre fue concebido como el único ser que podía comprender este universo, podía conocerlo, transformarlo y adueñarse de él, explotando la naturaleza en su propio beneficio. La razón se concibió como el poder con que cuenta para dicho dominio y la máquina, como el instrumento de transformación. A medida que esta conciencia se arraigó, el mundo se desacralizó, perdió su carácter sagrado, divino. El fundamento de la creación, que los medievales encontraban en la bondad de Dios, y el conocimiento de la naturaleza, que se hacía posible por la revelación de su Creador, se transformaron progresivamente. La ciencia moderna parte de un distanciamiento del hombre respecto del mundo y de la realidad, los que se convierten en objetos. El hombre como sujeto de conocimiento tomó distancia de la naturaleza a la que se enfrentaba, convirtiéndola así en objeto. El fundamento de esta objetividad estaba en el sujeto y el instrumento78 adecuado para conocerla era la razón. A partir de este momento, el mundo no tuvo ya unidad, porque esta concepción supone una separación (abstracción) cada vez mayor. Cuanto más avanzó la modernidad, más se separaron el sujeto y los objetos, alejándose cada vez más de las concepciones anteriores donde ambos estaban integrados en un todo. Conforme avanza la modernidad más se fragmentaron el mundo, la naturaleza y la realidad.
Con la modernidad cambió la relación del hombre con la naturaleza y, por lo mismo, el proceso de conocimiento. Para el hombre del medioevo, conocer era desarrollar la verdad revelada para manifestar la gloria de Dios. La naturaleza y el universo eran concebidos como“seres creados”, y como tales, remitían a Dios como su “creador”, como su fundamento. Por eso, la scientia medieval (como saber acerca del fundamento de todo lo real) era Teología (conocimiento de Dios).
Para el hombre moderno, la naturaleza es lo que está frente al hombre, es “objectum”, lo que se opone, lo que debe ser dominado para que sirva a los fines del hombre. Conocimiento y dominio se entrelazan. Como sostenía Bacon: “saber es poder” y conocer es dominar. La naturaleza es lo que opone resistencia al dominio del conocimiento, por eso –como decía Galileo- “hay que torturarla” para que responda a las preguntas de la ciencia.
Galileo Galilei (1564-1642) concluyó la obra del Renacimiento, sosteniendo la independencia de la ciencia de la naturaleza tanto de la autoridad de Aristóteles («el» filósofo, como lo llamaban los escolásticos) como de la Biblia y de la autoridad de la Iglesia. Se abrió así el camino para la distinción de planos o ámbitos específicos: la verdad revelada a la fe y la verdad de la ciencia de la naturaleza (en tanto que esta última es obra de Dios) no pueden contradecirse, ya que proceden de la misma revelación divina, pero se mueven en campos diferentes. Se estableció entonces, paralelamente a la separación entre el sujeto y el objeto, una progresiva separación del mundo de la naturaleza y del mundo del espíritu.
La ruptura de la unidad conllevó una ruptura del orden jerárquico medieval. Se perdió la confianza en un fin único (la salvación) para el conjunto de lo creado. En consecuencia, aparecieron fines particulares que fueron delimitando esferas que adquirieron una racionalidad particular desvinculada de las demás. Así, la política (independizándose de la religión y la teología) postuló su propio fin: la obtención y conservación del poder, desarrollando una racionalidad (un método) propia. No interesaba ya para qué se obtiene el poder, puesto que eso supondría postular fines extrapolíticos a los que el poder estaría subordinado. Lo único que interesaba era el poder mismo. El ejemplo paradigmático en el aspecto teórico se encuentra en la obra de Nicolás Maquiavelo, quien se ocupó de construir una ciencia política independiente de la religión y de la moral cristianas. También la economía se independizó de todo otro fin que no sea el propio: el lucro, la ganancia; desarrollando una racionalidad autónoma. Por último, la ciencia adquirió su propia autonomía, aunque en este caso la cuestión resulta más compleja porque, al independizarse las regiones del ser, se postularon durante mucho tiempo fines y métodos contradictorios. Sin embargo, hoy ya se puede afirmar que lo que comúnmente se llama «ciencia» tiene una finalidad propia: el dominio técnico de la naturaleza, y su racionalidad es el llamado “método científico”. Un efecto colateral de la constitución de esta “esfera científica” fue la fragmentación interna de la ciencia, es decir, la especialización, que reprodujo a escala cada vez menor el mismo fenómeno: la postulación de una finalidad propia y una racionalidad o método propios independientes de todos los demás.
¿Qué caracteriza a la ciencia moderna de la naturaleza? En primer lugar, la eliminación de las cualidades de las cosas, análoga a la disolución del tiempo y del espacio cualitativos del mundo medieval. Galileo distinguió en todas las cosas naturales cualidades objetivas o primarias y cualidades subjetivas o secundarias. Las primeras son geométricas, medibles, universales, para todos iguales -tales como figura, magnitud, movimiento, número-; mientras que las segundas son relativas a los sentidos y su apreciación varía de un individuo a otro -tales como el gusto, el olor, el color, etc.-. La ciencia física se limitó a las cualidades primarias, mientras que las secundarias fueron relegadas al plano «subjetivo» o a las esferas no científicas de la religión o del arte. En segundo lugar, Galileo redujo todo lo complejo a lo simple, ateniéndose a lo constante o regular, de modo que pudieran predecirse y controlarse los hechos. Lo «natural» de lanaturaleza es ese orden. Por eso, Galileo escribía: “La filosofía está escrita en este grandísimo libro que continuamente está abierto ante los ojos (quiero decir el universo), pero no se puede entender sin conocer la lengua y los caracteres en los cuales está escrito. Él está escrito en lengua matemática y los caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin los cuales medios es imposible entender humanamente palabra. Sin éstos es un girar vano por un oscuro laberinto”81. En tercer lugar, la ciencia moderna postuló el aislamiento de una región de lo que es, la limitación del campo, la especialización del interés y la subdivisión del trabajo82. En cuarto lugar, la ciencia moderna tiende a resolverse en el ámbito de la técnica, entendida como una forma del hacer y del producir recursos para satisfacer las necesidades por medio de instrumentos83. El mundo se convierte así en dominable más que comprensible y sólo es comprensible lo que se puede producir y reproducir. Así, por ejemplo, Maquiavelo, el primer pensador político moderno, concibe la política como una técnica encaminada a mantener y acrecentar el poder; y Adam Smith, crea la economía política como un instrumento para promover “la riqueza de las naciones”.

PARA PENSAR.
1. Explique cómo se pasó de una concepción geocéntrica a una heliocéntrica.
2. ¿Qué significa “sujeto”?
3. ¿Qué significa “objeto”?
4. Explique qué significa que la razón se convirtió en “instrumento” del conocimiento.
5. ¿Qué relación hay entre saber y poder? 6. ¿Aqué se llama “dominio técnico”?
7. ¿Cuáles son los cuatro rasgos característicos de la ciencia moderna? Explique y ejemplifique.


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