EL
ATOMISMO Y LOS COMIENZOS DE LA MEDICINA CIENTÍFICA. CIENCIA Y FILOSOFÍA.
El
atomismo es el cierre de la filosofía presocrática. Es, junto con el sistema de
Empédocles y Anaxágoras, el tercer intento de mediación entre las concepciones
fundamentales de Heráclito y Parménides. También
el atomismo acepta el corpúsculo mínimo e indivisible, los átomos, los cuales no
difieren más que en dimensión, forma y peso, y son imperecederos; la unión o
separación de los átomos es el devenir y perecer de los seres indivisibles.
Demócrito elaboró una meditada Teoría
del conocimiento, donde distingue entre el "conocimiento oscuro"
de la percepción sensible, y el "conocimiento auténtico", fruto del
pensamiento.
El lazo
filosófico aún mantiene a Demócrito con gran esfuerzo, la unión de las
investigaciones en todos los terrenos que abarcó, aunque de muchas de sus obras
no nos resten más que los títulos. En ellos, sin embargo, vemos como las
ciencias particulares -matemática, astronomía, geografía, botánica, zoología,
antropología, ...- comienzan el camino de separación de la filosofía
especulativa. De todas estas ciencias, la medicina fue la primera en establecer
sus propias bases y entra en la literatura con una protesta contra la fe
religiosa tradicional, tal y como ocurrió con la historia jónica.
Hipócrates
de Cos es el
fundador de la medicina científica. Conservamos de él, entre otras obras, dos
escritos quirúrgicos principales: "Acerca
de las fracturas de los huesos" y "Acerca de la reducción de las
luxaciones" o de la
articulación de los miembros.
La
cirugía constituyó una parte muy importante del "arte" médico: en
ella se trataba de devolver el miembro desarticulado mediante una
"correcta intervención", a su situación natural. Por eso, dice
Hipócrates, que su doctrina acerca de los métodos de la curación se establece
como "una ley justa" (el concepto de recto o adecuado, se traslada
pues sistemáticamente a la naturaleza, y el hombre no merece ese calificativo
de justo más que cuando sigue la huella de la naturaleza).
La
separación de la medicina de la filosofía es el primer ejemplo importante de la
independización de las ciencias particulares, independización que será
enérgicamente favorecida por la sofística. Pero por otra parte, las ciencias
particulares deben a la filosofía, el espíritu filosófico que va más allá de la
mera descripción de la naturaleza y de la mera comprobación de hechos: ese
espíritu ha animado siempre a las ciencias entre los griegos, y les ha
posibilitado sentar los fundamentos permanentes de toda futura investigación.
Es
discutible el problema de si Protágoras ha escrito o no acerca de otros
particulares talentos, artes y ciencias (téchnai). Se ha conservado un
notable fragmento según el cual la tangente no se toca a la circunferencia sólo
en un punto: se trata de la negociación de una doctrina de la matemática, y en esa negación
echa a faltar una adecuada distinción entre líneas y figuras ideales
matemáticas y líneas y figuras empíricas.
PLATÓN
-Platón
y la Academia Antigua: Según su propia confesión, de acuerdo con las
esperanzas de su aristocrática familia, dispuesta a allanarle el camino en este
sentido, quiso en primer lugar hacer carrera política; una observación de la
"República", nos permite aún adivinar lo profunda que fue la lucha
interna y externa que sostuvo antes de abandonar aquel proyecto. La restaurada
democracia se mostró impotente para ello, precisamente al mancharse con la
muerte de Sócrates. Y ésta fue la segunda experiencia decisiva para la vida y
el espíritu de Platón: ella le llevó al convencimiento de que "sólo la verdadera filosofía
permite descubrir la justicia en la vida pública y en la vida privada, y que la
desgracia del género humano no terminará hasta que el linaje de los filósofos
justos y verdaderos lleguen al gobierno de los estados, o los gobernantes de
los estados se conviertan en verdaderos filósofos por divina disposición...".
Esta idea se encuentra precisamente en la mitad de la "República". La
tarea que se impuso desde entonces Platón fue la de convertirse en un
reformador social de gran estilo.
En su
búsqueda de una nueva forma de comunidad estatal, Platón desea conseguir algo
que no había existido en Grecia hasta entonces y cuya falta había sido notada
ya por Sócrates (no en vano, Platón fue discípulo de Sócrates, y nos legó los
pensamientos de su maestro): una educación popular sistemática. La actuación
política y la lucha por la justicia no podían seguir siendo actividades
separadas como hasta entonces, sin que trabajar para el estado y realizar la
justicia debían ser una y la misma cosa. En este nuevo sentido de la política
había sido Sócrates el único político verdadero. Pero para conseguir políticos
así, lo primero que había que hacer era educarlos, y educar al pueblo a
someterse voluntariamente a ellos. Para ello hacía falta, según el principio
socrático, especiales y el problema especial que debían dominar los gobernantes
del pueblo era nada menos que el de la verdad y la justicia.
Para los
filósofos verdaderos y justos, la vida terrena no es más que una ejercitación
de la separación del alma del cuerpo, que luego se producirá plenamente en la
muerte: una "preparación para la muerte".
Hay dos
ciencias que merecen profundización, y hasta son imprescindibles como
introducción a los conocimientos supremos y últimos: la matemática y la astronomía:
-La matemática se ocupa de las
representaciones abstractas, no sensible. El número, en el que los pitagóricos
creyeron reconocer la esencia de todas las cosas, es lo más abstracto que puede
pensarse; y los principios de la geometría no se refieren a los puntos, líneas
y superficies perceptibles por los sentidos, sino sólo a las "formas"
(eide) exclusivamente aprehensibles por el pensamiento.
-La astronomía no se ocupa de los cuerpos
terrestres, sino de los seres celestes, pues los astros, según debe inferirse
por su automovimiento, están animados, sol "los dioses visibles", y
la regularidad de su movimiento y la posibilidad del mundo del cálculo previo
de éste, no es prueba de una mecánica del mundo de los astros, sino del hecho
de que, como en todas partes, también en el cielo la esencia de las cosas es la
idea.
Hay que
instruir a los futuros gobernantes en estas dos ciencias, introductoras a la
doctrina de las ideas, o dialéctica, así como también en la música, igualmente
basada en ritmos y armonías matemáticamente calculables. Con esa educación
aprenderán a reconocer la esencia de las cosas.
Platón
fundó la institución que recibió el nombre de Academia, primera escuela griega
de filosofía. Allí, lo principal era la introducción a la filosofía
especulativa. De todas las ciencias particulares, se cultivaban sólo la
matemática y la astronomía, que eran las únicas que Platón consideraba
imprescindibles.
ARISTÓTELES
La
totalidad del saber constituye en él un organismo cerrado y vertebrado por sus
principios metafísicos. La unidad del cosmos corresponde a la unidad del
conocimiento. Aristóteles no es sólo el continuador de Platón, sino que, a
pesar de toda la piedad con que respeta a su maestro, lleva a cabo una
penetrante crítica de la doctrina central de éste, la teoría de las ideas. La
hazaña de Aristóteles consiste en haber suprimido la existencia trascendente de
las ideas y haber introducido el "eidos" en la naturaleza como principio
inminente de la forma. Así, ha encontrado Aristóteles el camino hacia el mundo
real.
Aristóteles
tenía una forma de pensar muy distinta de la de Platón: mientras que el
pensamiento platónico se orienta predominantemente hacia el ser suprasensible,
frente al cual pasa a segundo término el mundo del devenir y del perecer,
Aristóteles vuelve a colocarse firmemente con los pies en la tierra, "en la Tierra duradera de
hermosa forma esférica", sin olvidar por ello el mundo de los valores
eternos; y mientras que Platón movido por el entusiasmo, hace que su
pensamiento se levante hasta un "espacio suprasensible", Aristóteles
es siempre, incluso en su pensamiento especulativo, el sobrio observado e
investigados que concede siempre a la experiencia sus derechos propios.Este
robusto sentido de la realidad, beneficia a su investigación científico-natural
y da también más relación con la vida a su pensamiento en el terreno de la
filosofía de la cultura.
El
parentesco de Aristóteles con el pensamiento presocrático se manifiesta de modo
especialmente claro en su concepto
de la divinidad, el cual no es propiamente más que un postulado de su
física. Convencido de la eternidad y de la indestructibilidad del mundo,
Aristóteles no necesita ningún creador; pero el movimiento de los cuerpos
celestes y la vida en la Tierra exigen una explicación, una respuesta a la
pregunta que inquiere por la ultima causa. Al igual que Anaxágoras, el filósofo
jonio al que más apreció Aristóteles, ve esa causa en "el primer
motor" o moviente, el cual no es a su vez movido por nada y constituye la
causa del mundo y de su orden. Como Anaxágoras, da a esa última causa de todos
los fenómenos el nombre de "Espíritu" (nous: propiamente,
"capacidad o fuerza de pensamiento"). El nous flota como forma pura
más allá del mundo material, sin mezclarse con él, aunque lo mueve "como el objeto amado mueve al
amante", esto es, no de un modo mecánico, sinodinámicamente. El primer motor es la unidad.
Este Dios
es energía incorpórea, eterna y pura, puro pensamiento, suprema y eterna vida.
Es la fuente del ser y de la vida en el mundo, y en esa ininterrunpida
actividad consiste su placer, su felicidad.
Aristóteles
inserta al hombre en la totalidad de la naturaleza. Su actitud respecto de ésta
es completamente diversa de la de Platón: mientras que Platón no ve en la
naturaleza más que el reino del devenir y el del perecer, el cual, a diferencia
de las ideas eternas e inmutables, no puede ser realmente conocido, sino sólo
objeto de ciertas probabilidades, para Aristóteles, la naturaleza consiste el
campo de la investigación más importante. Con su tesis de la inmanencia de la forma (eidos) a la materia(hile)
supera el dualismo platónico. Esto es la llamada teoría hilemórfica y viene a decir: la substancia
(primera) es el "ser" propiamente dicho, el individuo concreto
(Sócrates, por ejemplo). En él se encuentra realizada la esencia o la especie
(substancia segunda: "hombre", por ejemplo), la cual se predica de él
(de este modo decimos :"Sócrates es hombre"). Con ello afirma
Aristóteles que este mundo es el mundo real y que la pluralidad y el devenir
son reales (hay muchos individuos de la misma especie, y están sometidos a
cambios permanentes). De este modo, Aristóteles entiende oponerse a Parménides
y a Platón (para este último, la substancia es la Idea, y, por ejemplo, la Idea
"hombre" es única y está substraída del devenir). Es decir,
Aristóteles introduce en la substancia el concepto del devenir o desarrollo. Para
explicar este hecho, Aristóteles sostiene que la substancia, es decir, el
individuo concreto, es un compuesto de materia (hile) y forma (morphé).
La forma
es la esencia de la cosa, la substancia segunda, la especia, y es, según
Aristóteles, eterna; pero no existe sino en la materia: forma embebida en la materia".
Al fabricarse una esfera de bronce o al engendrar a un hombre, ni la esfera ni
la naturaleza humana son engendradas o fabricadas. Lo que se produce, es un
compuesto que tiene esa forma o esa naturaleza. Por eso, todo lo que deviene
debe poseer también materia, la cual recibe esa forma, como sujeto último de la
misma.
Evidentemente,
Aristóteles confiere una clara prioridad a la forma. Ella es la esencia del
individuo y sólo con ella es definible y cognoscible.
La teoría
de la potencia y el acto -que es una generalización de la teoría de la materia
y de la forma, y quizás la más importante aportación aristotélica a la
filosofía occidental- es la última explicación del devenir de la substancia.
En
todo ser hay lo que ese ser ya es -el acto- y su poder llegar a ser -la
potencia-, lo que todavía no es. La potencia es de dos tipos:
-activa: poder o facultad de producir uN efecto en otra cosa.
-pasiva: posibilidad de pasar de un estado a otro y de recibir la acción de una potencia activa.
Para
designar el acto, utiliza Aristóteles dos expresiones que, con mucha frecuencia
se utilizan como sinónimos: enérgeia (que se puede traducir por
"acto") y enteléchia (que carece de traducción).
Enérgeia
es la "acción" mediante la cual algo pasa de la simple posibilidad a
su perfeccionamiento y acabamiento final; y a este término alcanzado por la
acción es a lo que Aristóteles llama, en su sentido estricto, enteléchia.
La
potencia es algo real en el ser, y también algo distinto en el acto. El acto
posee prioridad absoluta sobre la potencia.
Potencia-acto
y materia-forma son estructuras paralelas. La materia es o está en potencia
(pasiva) de la forma. Y la forma es lo que actualiza la materia, la perfecciona
y confiere al ser su potencia activa para obrar.
La
prioridad de la forma conduce a Aristóteles a afirmar que la explicación última
del universo consiste en la existencia de formas
puras (absolutamente libres
de materia), siempre en acto. No quiere decir que se reconstruya el mundo de
las Ideas de Platón: esas formas puras son substancias individuales, son los
dioses que mueven el Universo. Pero entonces la Metafísica se convierte en
Teología y conduce a la Física.
Como
los viejos filósofos presocráticos, Aristóteles vuelve a unir el pensamiento
especulativo y la observación empírica en un tipo de investigación que permite
dar a cada factor lo suyo y utilizar lo que hay de aprovechable en la doctrina
de las Ideas. Pues la forma aristotélica, el eidos, no es, como la idea
platónica, pasivo prototipo de las cosas, sino la fuerza conformadora de la
materia. Un hombre engendrará siempre un hombre, y un caballo un caballo,
mientras que el antinatural cruce de un asno y una yegua tiene como
consecuencia la esterilidad del mulo que se engendrará. Todo género vegetal o
animal tiene su enteléchia que imprime al individuo la forma del género.
La
investigación natural de Aristóteles se extiende a toda la naturaleza: desde
los astros hasta los seres vivos terrenos; sólo la botánica quedó plenamente en
manos de su discípulo Teofrasto. En la física se investigan sobre todo los
diversos tipos de movimiento, la esencia del espacio y del tiempo, la
posibilidad del cambio cualitativo, la finalidad de la acción de la naturaleza
a pesar de la resistencia de la materia, complejo que da lugar a la organización
jerárquica de las formas de existencia y a un desarrollo cada vez más pleno de
la vida. En el
ámbito de la naturaleza orgánica, uno de los resultados más destacados de
Aristóteles es la zoología,
una anatomía y fisiología comparadas en las que, entre otras cosas, llama la
atención acerca de lo oscilante que es la distinción entre plantas y animales.
La parte
más débil de la investigación científico-natural de Aristóteles es la astronomía. Dada su convicción
de la eternidad del mundo, el filósofo no necesitaba ocuparse de las doctrinas
cosmogónicas. Dividía el edificio del mundo en dos partes desiguales: el mundo
sublunar y el mundo supralunar. Este es el mundo deleste, el mundo de los
astros, compuestos de éter, la quinta substancia (quinta esencia) y de
naturaleza imperecedera; el mundo sublunar es el mundo terreno del perecer y el
devenir; consta de los cuatro elementos, y en él tienen lugar los fenómenos
atmosféricos que estudia la "meteorología". La Tierra es el centro
inmóvil del universo; como todos los cuerpos del mundo, la Tierra tiene forma
esférica. En torno suyo giran el Sol y la Luna, los demás planetas y el cielo
de las estrellas fijas, movido por el primer motor.
El campo
en el que Aristóteles ha actuado con la mayor fortuna es en cambio, la
problemática de la esencia del hombre y sus creaciones espirituales. A esta
temática están dedicados su psicología y escritos lógicos. Aristóteles es el
verdadero creador de la lógica;
los puntos de partida que se encontraban ya en la obra de Demócrito y en la de
Platón, dan en Aristóteles a una doctrina sistemática del arte del pensamiento
recto. Sus doctrinas de la formación de los conceptos, los juicios y los
razonamientos verdaderos han sido decisivas para la filosofía europea durante
casi dos milenios.
En el año
335, Aristóteles fundó su propia escuela en el gimnasio Liceo de Atenas; la
escuela recibió el nombre de Perípatos por las avenidas de dicho gimnasio.
Dicha escuela dictó sus cursos y creó una organización
de trabajo científico en la
que educó a sus discípulos. La organización abarcaba tanto las ciencias de la
naturaleza cuanto las de la cultura.
Puede
decirse al pie de la letra que la influencia de Aristóteles en la posteridad es
incalculable. El más importante testimonio de ello procede del primer gran
alemán de la edad moderna, G. W. Leibniz, el cual quería que se considerara su
filosofía como un aristotelismo perfeccionado.
LA
CIENCIA
La
medicina: El gran
empuje de la medicina en el último tercio del siglo V continuó durante el IV y
hasta mediados del III, de tal modo que esta época puede considerarse como la
edad del florecimiento de la medicina griega. Con la fundación de la Academia platónica
y de la escuela peripatética del Liceo, Atenas empezó a ejercer considerable
atracción sobre las escuelas médicas, hasta entonces florecientes sólo en zonas
marginales del mundo helénico.
Filistón, miembro de la escuela médica siciliana fundada por Empédocles, tuvo estrecho contacto con la Academia. En el "Timeo" de Platón, se manifiesta la influencia del médico en la descripción de la estructura del cuerpo humano. Filistón fue también el que introdujo en la Academia la doctrina empedoclea de los cuatro elementos y la teoría del "pneuma" con fuerza vital que da forma y alma y está activa en todos los organismos. Esta doctrina desempeña un papel muy importante en la explicación platónica del origen de las enfermedades, y fue luego recogida y elaborada por Aristóteles y sus discípulos. Discípulo de Aristóteles fue, como se ha demostrado recientemente, Diocles de Caristo, el cual puede hablar de una "doctrina filosófica de la salud". Según esta concepción, el hombre resulta responsable de su salud y al mismo tiempo, hasta cierto punto, dueño de ella: puede arruinarla con la gula y otros abusos, y puede también mantenerla y robustecerla mediante un modo de vida racional. Diocles se dedicó sobre todo a la dietética. El objetivo de ésta es conseguir lo adecuado para cada individuo y para cada caso particular. Es, por así decirlo, la ética de la vida somática, igual que la ética aristotélica quiere ser una dietética del alma. Así se anuda otro lazo entre la filosofía y la medicina. La ciencia especializada que se ha desligado de la filosofía natural especulativa en beneficio del empirismo, establece ahora con ella una alianza sobre la base de la común contemplación teleológica de la naturaleza y queda absorbida en la filosofía, que abarca a todas las ciencias.
EL
HELENISMO.
A partir
de la obra miliar de J.G. Dorysen. aparecida hace un siglo, se entiende por
"helenismo" la época que comienza con la derrota del imperio persa
por Alejandro Magno. El nuevo imperio mundial así nacido se disipó sin duda
inmediatamente como construcción política, cuando el rey macedonio murió en
Babilonia el año 323, a los treinta y tres años de edad víctima de la malaria.
Se formó
un nuevo sentimiento del mundo y de la vida. El individuo
"autárquico" o autosuficiente, liberado de los estrechos lazos de la
polis, se sintió entregado por un lado, a sí mismo, y así pareció abrirse
camino un individualismo sin límites que permitía al hombre desarraigado de su
lugar de origen sentirse en su patria en cualquier lugar de la Ecumene.
El
portador principal de todas estas ideas es el espíritu griego: su lengua, su
educación, su arte, su religión, su filosofía y su ciencia. Mas el elemento
griego no se limitó a dar, sino que también recibió: especialmente su religión
se amplió por el acceso de nuevas ideas y cultos orientales, y llegó incluso a
transformarse por esa vía, mientras, a la inversa, muchos orientales se asimilaban
el mundo espiritual helénico. Este recíproco dar y recibir no habría sido
posible sin un instrumento de comunicación universal, que fue el lenguaje griego internacional,
la llamada koiné, lo cual
quiere decir "común".
La
filosofía griega de la época puede considerarse al mismo tiempo como fundamento
y como consumación de la idea del estado mundial y de la hermandad de los
hombres. Es notable también que el proceso
de separación de las ciencias particulares de la filosofía, empezado ya por
la sofística, llega ahora a su consumación: la ciencia literaria o filología,
la matemática, la mecánica, la astronomía y la medicina discurren ahora como
ciencias especializadas por sus propios caminos, impulsadas por especialista
experimentados.
*OBSERVACIÓN:
A partir del siglo II de la era cristiana, se percibe una clara paralización de
las energía filosóficas y científicas, de tal modo que el poder de la mística
religiosa, reforzada por la influencia oriental, consigue finalmente, el
dominio de la vida espiritual.
LAS
CIENCIAS PARTICULARES
La
emancipación de las ciencias particulares respecto de la filosofía, iniciada ya
por la sofística, se consumó durante el helenismo. El proceso se vio muy
favorecido por el Museo con biblioteca de Alejandría, fundado por Ptolomeo Y.
En el Museo se desarrolló una vida científica intensísima gracias a la
presencia de numerosos especialistas. No sólo la filosofía y la Ciencia
literaria encontraron su hogar en el Museo, también lo hicieron la matemática,
la astronomía, la mecánica y la medicina.
Geografía
y astronomía: El alejandrino que más amplio círculo de ciencias consiguió
abarcar fue Eratóstenes de
Cirene, director de la biblioteca desde mediados del siglo II hasta su
final. Eratóstenes había realizado también estudios filosóficos (en Atenas),
pero con consciente e internacional distinción se ha dado a sí mismo el nombre
de filólogo, y no el de
filósofo, sin limitar esa denominación a sus estudios cronológicos y de la
historia de la literatura, sino aplicándola a toda su actividad de
investigados, especialmente a la de geógrafo.
Eratóstenes
reunió en dos obras los resultados de sus investigaciones
matemático-geográficas: un libro acerca "De la medida de la Tierra" y
"Geografía". En el primero establece la circunferencia de la Tierra
con 252.000 estadios, o sea, 39.690 km., lo que da sino un error de 385 km.
(circunferencia real tiene un radio de 40.075 km.). El estadio utilizado parece
ser de 157.5 m. Si fuese el estado ático de 177 m, daría una circunferencia de
46.604 km., con un error de 6.259 km. por exceso.
La
"Geografía" de Eratóstenes contenía en su primer libro una historia
de esta ciencia; el segundo, de la forma y de las dimensiones de la Tierra, de
las zonas y del océano; el tercero contenía la geografía descriptiva. El
planisferio trazado por Eratóstenes contiene aún muchos errores, pero
representa un enorme progreso comparado con todo lo que se había conseguido
hasta entonces.
En la
astronomía se alcanzó en el siglo III ac la culminación de todo lo conseguido
por la Antigüedad. Aristarco
de Samos, trabajó en Alejandría y allí realizó sus observaciones
astronómicas. Con ellas
llegó al establecimiento del
sistema heliocéntrico, anticipándose en unos 1800 años al descubrimiento de
Copérnico. En la dedicatoria impresa de su obra "De revolutionibus orbium
coelestium", dirigida en 1543 al papa Paulo III, Copérnico no cita más que
a algunos pitagóricos como precursores de su doctrina del movimiento de la
Tierra alrededor del Sol; pero el borrados manuscrito del propio Copérnico
prueba que el sabio polaco conocía el desarrollo definitivo del sistemas por
Aristarco. No han sido, pues, sólo las doctrinas pitagóricas las que han
inspirado a Copérnico, sino, sobre todo el muy superior sistema de Aristarco.
OBSERVACIÓN:
La eliminación de la referencia de Aristarco en el prólogo impreso del "De
revolutionibus" (impreso póstumamente), se debe al editor y amigo de
Copérnico, que con cierto fundamento, creyó poder evitar así ataques religiosos
al astrónomo: no citando más que a los pitagóricos, la tesis heliocéntrica
parecía "mera hipótesis matemática", no materialmente creada; así
evitaba chocar con la autoridad. Citar a Aristarco era en cambio confesar el
heliocentrismo como plena teoría física. Y esto no era aún posible 50 años más tarde
como prueban los procesos contra Bruno y Galileo. Todas las estimaciones de
Aristarco se basan en mediciones angulares, pues subestimó considerablemente el
tamaño del Sol y ha sobrestimado el de la luna. Los errores se explican sin más
que por la deficiencia de los instrumentos de la época. Pero nadie puede
negarle la gloria de haber sido el Copérnico de la Antigüedad.
El
matemático Apolonio de
Perga, abrió otro camino para explicar el movimiento de los planetas.
Apolonio puso en lugar de las esferas concéntricas de Eudoxo la teoría llamada
de los epiciclos: como
órbitas planetarias admitía circunferencias, la primera de las cuales tenía su
centro en un punto de la circunferencia en cuyo centro estaba la Tierra, la
segunda en la periferia de la primera, y así sucesivamente. Este complicado
sistema fue ampliado cuatro siglos más tarde por Claudio Ptolomeo, y dominó a
través suyo toda la edad media hasta Copérnico.
OBSERVACIÓN:
Apolonio de Perga es otro ejemplo, parecido en su significación al de Aristarco,
de la superioridad de la teoría científica helenística sobre sus posibilidades
concretas: Apolonio ha fundado la teoría de las cónicas, que no serán
utilizadas hasta Kepler.
Hiparco
de Nicodemia se
caracterizó por la acumulación de materia empírico preciso, mientras que por
otra parte, se mantuvo muy precario en el terreno de las teorías. Su
descubrimiento principal es la llamada precesión de los equinoccios en la
eclíptica. Además de eso estableció un catálogo de estrellas y una lista de los
eclipses de Sol y de Luna. Determinó con exactitud la duración del año solar
como base del calendario y desarrolló la teoría de los movimientos de la Luna
de modo más profundo que hasta entonces.
En
cambio, al mismo tiempo, penetró en el mundo helenístico una nueva superstición
oriental, la astrología.
La superstición astrológica halló oportuno apoyo en la doctrina de la
"simpatía del todo". En la práctica se hizo corriente establecer el
"horóscopo" propio y de otras personas, para averiguar así la
naturaleza de cada cual y, especialmente, la duración de la vida. Los
"matemáticos" o caldeos que se dedicaban profesionalmente a esa
actividad, fueron gente muy buscada, pero constituyeron al mismo tiempo, una
casta poco apreciada y no sin razón, suspecta de intervención en todas las
conspiraciones palaciegas. La astrología acabó en verdadera caricatura de la
gran astronomía griega.
Matemática
y mecánica: La matemática había estado íntimamente ligada a la filosofía
entro los pitagóricos y en la primera Academia platónica; pero a medida que
progresó fue convirtiéndose cada vez más en ciencia de especialistas y, como
tal, acabó discurriendo sus propios caminos. La mecánica, relacionada con la
filosofía sólo a través de la física general en sentido griego, consiguió
éxitos considerables en la Antigüedad, pero sin lograr una influencia cultural
revolucionaria y transformadora del mundo, como la técnica en los siglos XIX y
XX. Sus descubrimientos e invenciones no pasaron de ser juegos espirituales y
curiosidades que en el Renacimiento volvieron a encontrar admiradores e
imitadores; pero los fecundos principios científicos de la mecánica antigua no
fueron profundizados ni fecundaron la vida económica, dado que la presencia
masiva de esclavos hacía inverosímil la aparición de la idea del
aprovechamiento intenso de las máquinas.
Los tres
matemáticos más destacados del periodo helenístico fueron: Euclides, Apolonio de Perga y
Arquímedes, quien fue al mismo tiempo uno de los cultivadores de la
mecánica.
Euclides: Es el
autor de una de las obras más famosas de todos los tiempos: los "Elementos
de la Geometría", en 13 libros. Se trata de una genial exposición
deductivo-axiomática de toda la geometría conocida hasta entonces. La obra
comienza con un conjunto de definiciones y postulados (o"nociones
comunes"), cuyo número varía según las ediciones. Al menos cinco de los
postulados son auténticos de Euclides, siendo el quinto el más famoso:
"Si
una recta que corta otras dos forma con ellas ángulos internos del mismo lado
que suman menos de dos rectos, esas dos rectas, prolongadas hasta el infinito,
se cortan a su vez por el lado en que los ángulos suman menos de dos
rectos".
Postulado
que a partir del siglo XVIII se enuncia de una forma más escueta: "Por un
punto exterior a una recta no se puede trazar más que una paralela a dicha
recta". Es conocida la importancia de este postulado en la historia
posterior de la Geometría. Por otro lado, el método euclidiano se convertirá
más tarde en el "modelo" a seguir por los filósofos racionalistas.
Esta obra es uno de los libros más difundidos de la historia de la literatura
mundial, y hasta el siglo XIX, fue en Inglaterra libro de texto en su materia.
Apolonio
de Perga se ha
hecho célebre por su obra sobre las secciones cónicas. A él se deben las
denominaciones de elipse, parábola e hipérbola.
Cronológicamente,
entre ambos y pariente del rey Hierón II, se encuentra Arquímedes de Siracusa.
Este había estudiado en Alejandría,luego
vivió durante muchos años en su ciudad natal, dedicado íntegramente a la investigación
rigurosamente científica, lo cual le llevó a la solución de numerosos problemas
prácticos, especialmente en la construcción de máquinas para lanzar
proyectiles, con las cuales, posibilitó a Siracusa una larga resistencia al
cerco de Marcelo. Por último, en el asalto a la ciudad, Arquímedes murió a
manos de un soldado romano, mientras, según la tradición, estaba sumido en un
problema matemática. Siendo cuestor en Sicilia, Cicerón descubrió la tumba de
Arquímedes descuidada y olvidada por las generaciones posteriores. Aparte de
una inscripción medio borrada, la lápida tenía una esfera y un cilindro. Las
dos figuras tenían evidentemente la misión de recordar el teorema desarrollado
por Arquímedes en su libro "De la esfera y el cilindro": el volumen
de la esfera equivale a los 2/3 del volumen del cilindro circunscrito. El
propio Arquímedes había dicho que este teorema era su mayor hazaña.
Arquímedes
es además, en cierto sentido, el inventor de la idea básica del cálculo
infinitesimal, establecido de nuevo en nuestros días por Leibniz y Newton. Lo
más conocido de Arquímedes es la ley
de la palanca, cuya importancia describió él mismo con la célebre frase
conservada por la tradición:"Dadme un punto de apoyo y levantaré el
mundo". También es descubrimiento suyo el principio de la hidrostática
o Principio de Arquímedes.
Para explicar plásticamente el sistema solar, construyó un planetario que
representaba el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Por último, el
matemático y físico, dirigió la construcción de un gigantesco barco de lujo.
Medicina: Praxágoras, descubrió el
método de exploración arterial del pulso.
El gran
progreso de la medicina en este período se debe a la dedicación a la anatomía, dedicación hecha
posible porque los reyes helenísticos autorizaron a los científicos a practicar
la disección de cadáveres humanos, severamente prohibida en tiempos anteriores.
Esta autorización y su aprovechamiento prueba que todos los interesados habían
las ideas supersticiosas enlazadas durante siglos con los muertos y su presunto
poder, y significaron así un enorme progreso en el camino que va desde los
prejuicios religiosos hasta el conocimiento real.
Herofilo
de Calcedonia compuso
un tratado acerca del pulso y una obra de anatomía en tres libros. Su mayor
hazaña fue el descubrimiento de los nervios sensitivos, en el actual sentido
del concepto, partiendo del cerebro y de la médula espinal.
GRECIA:
INGENIEROS Y MECÁNICOS CON LAS LEYES EN LA MANO
Las
máquinas ideadas por los griegos fueron posibles en parte gracias al empeño de
los clásico por entender y aplicar los principios elementales de la física y de
la mecánica.
La
civilización griega, base cultural de Occidente junto con la romana, fue prolija
en hallazgos técnicos, muchos de los cuales sentarían cátedra en la historia:
Grecia fue cuna de ese genio Universal que fue Arquímedes -formuló la ley de la
palanca e ideó un tornillo helicoidal para extraer agua- sin olvidar a
Ctesibios y a Herón de Alejandría, quienes introdujeron
principios mecánicos de gran importancia. La escuela de Alejandría reunía un elenco de sabios griegos de
todas las ramas del saber, incluida la mecánica, que se nutrió de las
aportaciones de matemáticos y geómetras. Y para hacer la guerra, los helénicos
idearon máquinas de asedio que, sin grandes cambios continuarían utilizándose
en las contiendas medievales.
A
continuación se muestran unos ejemplos de los inventos llevados a cabo por los
clásicos y cuya utilización se ha alargado -si bien de forma mejorado- en los
siglos posteriores y aún en nuestros días.
-S. XI
ac: El telégrafo de teas.
Clitemnestra,
esposa de general griego Agamenón, pudo enterarse rápidamente de la caída de
Troya -1084 ac.- a pesar de estar en ese momento a centenares de Km. del
frente. La fatal noticia se comunicó mediante un telégrafo ideado por los
griegos y utilizado muchos siglos más tarde por los indios americanos: sobre
montículos visibles y distantes entre sí, se encendían hogueras con ramas u otros
materiales de fácil combustión y se transmitían los mensajes mediante señales
de humo o antorchas. El telégrafo de teas evolucionó, a partir del siglo II
ac., hacia otro con señales luminosas que por primera vez en la historia,
formaba un código alfabético. Los romanos adoptarían este mismo sistema y
construyeron numerosas torres telegráficas.
S.
IV ac: Poleas y Palancas.
La polea,
una rueda acanalada por la que pasa una cuerda, irrumpió tarde en la historia,
a pesar de tratarse de un instrumento más bien simple. La referencia más
antigua aparece en un relieve asirio del año 800 ac, pero fue en el siglo IV ac
cuando los griegos popularizaron su uso para desplazar o elevar sin esfuerzo
objetos pesados, tal como hoy se hace.
No menos
decisivo fue el invento de la palanca. Aunque ya se utilizaba en Egipto y
Mesopotamia para elevar agua, Arquímedes fue el primero en enunciar el
principio que la rige. Al descubrirlo exclamó: "Dadme un punto de apoyo
y moveré el mundo".
S.
IV ac: Catapulta
Fue la
guerra del Peloponeso, que enfrentó a Atenas y Esparta en el siglo V ac, la que
marcó el punto de partida en la evolución de las máquinas griegas de asedio.
Las escalas móviles y los Arietes para batir murallas se hicieron habituales en
la tecnología militar de aquella época, al igual que las rampas y torres de
asalto.
En
la ciudad de Siracusa (Sicilia), los griegos desarrollaron, poco después del
año 400 ac, la catapulta de torsión, primer arma de largo alcance capaz de
lanzar objetos pesados: piedras, flechas o proyectiles incendiarios elaborados
con mezclas de azufre, incienso, estopa, alquitrán y virutas, según una
descripción del año 360 ac
Aunque el
gran tamaño de aquellas máquinas dificultaba enormemente su traslado y manejo
-los tendones elásticos, cuyo grosor se calculaba en función del proyectil,
debían ser tensados por varios hombres- su diseño básico permaneció intacto
hasta bien entrada la Edad Media.
S.
III ac: El faro.
Como
expertos navegantes que eran, no resulta extraño que fueran los griegos quienes
edificaran los primeros faros, torres con una fuente de luz, el fuego, en su
parte más alta, para servir de referencia a los navíos. Aunque Homero afirmaba
que ya existían en fechas tan remotas como el siglo IX ac, el faro irrumpe
oficialmente en la historia en el siglo III ac. El celebérrimo Coloso, una de
las maravillas de la antigüedad, se erigió en la isla de Rodas en el 280 ac y
fue destruido 60 años después por un terremoto. Sus 30 metros de altura fueron
superados con creces por el de Alejandría, construido en la misma época bajo el
reinado de Ptolomeo II Filadelfo. Estaba ubicado en la isla de Pharos, de la
que toma el nombre, y medía más de 100 metros de altura. Al igual que en el
Coloso, en su parte más alta ardía fuego de manera constante. Los romanos, en
su mejor tradición de aprovechar los avances griegos, instalaron numerosos
faros que salpicaban las costas desde el Atlántico al mar Negro.
S.
III ac: Tornillo sin fin.
Quizás el
invento más importante atribuido a Arquímedes (287-212 ac) sea el tornillos sin
fin, al que Galileo calificaría de "milagroso". Su utilidad era la de
extraer o elevar agua rápidamente y sin dificultades. Para ello, el genial
sabio griego ideó un cilindro hueco con varios compartimentos en forma de
hélice que, al rotar accionado por un prototipo de manivela, permitía el
ascenso del líquido hasta su salida por la parte superior del tornillo. Para
cumplir su función, el cilindro debía sumergirse parcialmente en el agua y
situarse con la inclinación adecuada. Hoy, el denominado tornillo de Arquímedes forma parte de numerosos dispositivos
mecánicos.
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