domingo, 10 de mayo de 2015

GALILEO


GALILEO.

Nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Su familia tenía buenos contactos y una posición respetable dentro de la sociedad, pero siempre sería un problema para ellos encontrar el dinero necesario para mantener el “estatus”.

Cuando quiso iniciar sus estudios en Padua, como no tenía medios económicos propios buscó un mecenas influyente, que fue el Marqués Guidobaldo del Monte, un aristócrata que había escrito un libro importante sobre la mecánica, estaba profundamente interesado por la ciencia, y que consiguió que, en 1589, Galileo volviera a la universidad de Pisa como catedrático en matemáticas, con un contrato de tres años.

Cuando murió su padre, como debía mantener a su familia, buscó un cargo mejor remunerado y al final consiguió el empleo de catedrático en matemáticas en la Universidad de Padua.

En Padua inició la línea de pensamiento e investigación sistemática, llevó a cabo sus famosos experimentos con péndulos y también con esferas que descendían en planos inclinados.

Y fue en Padua donde resolvió, de una vez por todas, el problema del movimiento. Empezó a estudiar el fenómeno de la caída libre: al trabajar con esferas que ruedan sobre planos inclinados, consiguió retardar la velocidad de caída, lo cual le permitió medir los tiempos y minimizar el rozamiento.

Pronto se dio cuenta y asumió que, a pesar de las distintas velocidades, el movimiento desde el plano inclinado y el de caída libre eran del mismo tipo, relacionados de una manera muy simple mediante el ángulo de inclinación del plano.

Y además, llegó a una conclusión fundamental: la velocidad de caída no solo no depende del peso del cuerpo, sino tampoco de la naturaleza del cuerpo, de su peso específico. Enunció por primera vez la ley que siguen los cuerpos en caída libre, o sobre planos inclinados:

EL ESPACIO  RECORRIDO POR UN MOVIL ES PROPORCIONAL AL CUADRADO DEL TIEMPO EMPLEADO EN RECORRERLO.

Otro de los principios enunciados por Galileo fue el principio de inercia:

UN CUERPO QUE SE MUEVE SIN ROZAMIENTO CON VELOCIDAD UNIFORME, PERSISTE EN SU MOVIMIENTO ETERNAMENTE: EL MOVIMIENTO UNIFORME (RECTILÍNEO CON VELOCIDAD CONSTANTE) ES UN MOVIMIENTO AUTOSOSTENIDO, QUE NO NECESITA DE MOTOR ALGUNO, Y QUE, YA NO ES UNA PROPIEDAD DEL CUERPO.
El movimiento deja de ser una propiedad de los cuerpos para convertirse en una relación entre los cuerpos.

ü  EL CONFLICTO CON LA IGLESIA.

PRIMER CONFLICTO: 

En 1609 Galileo dirigió el telescopio al cielo y vio lo que nunca nadie había visto.

Cada día se convencía más de las ideas de Copérnico y a la vez ganaba enemigos.

La posición de Galileo era sospechosa para una Iglesia que, atacada por varios flancos, estaba en pleno proceso de intentar reconstruir su poder. Pero nuestro protagonista seguía tranquilo porque confiaba en la eficacia de su alegato y las amistades que tenía en Roma. En realidad, él no pretendía destruir la religión, sino que la Iglesia abandonara sus posiciones reaccionarias y aggiornarla aceptando la nueva ciencia. De hecho, fue la intransigencia oscurantista y autoritaria de la Iglesia lo que transformó el conflicto en un enfrentamiento entre Fe y Razón.

Fue así que el 19 de febrero de 1616, teólogos de la Inquisición determinaron la falsedad de dos proposiciones:

a)      El sol es el centro del mundo.

b)      La Tierra se mueve toda de por sí, además con movimiento diurno.

Pablo V dio instrucciones para citar a Galileo y que se le impusiera verbalmente el abandono de las opiniones censuradas sobre las que había emitido su juicio y la siguiente comisión: de ser cuestionada por Galileo la advertencia verbal, el comisario de la Inquisición procedería a reiterarla de manera formal en presencia de notario y testigos y, de negarse Galileo también a esta requisitoria formal, debía ser encarcelado.

El 5 de marzo sería dado a conocer un decreto por el cual se incluían dentro del Index de libros prohibidos todos aquellos que defendieran la realidad del movimiento de la Tierra.

SEGUNDO CONFLICTO.

Los actores del segundo proceso a Galileo serían otros: el comisario de la Inquisición había muerto en 1621 y el Papa Pablo V en 1623. Galileo vio su oportunidad el Papa Urbano VIII quien se consideraba a si mismo un hombre renacentista ilustrado, amigo de las artes y las ciencias. Nuestro protagonista se entrevistó con él y éste declaró que no se opondría a la publicación de los nuevos libros de Galileo siempre y cuando se los considerara de ficción.

En su Diálogo, Galileo niega la dicotomía entre mundo celeste y mundo terrestre, afirma que es erróneo atribuirle a los cielos y a la tierra movimientos naturales distintos y analiza los últimos descubrimientos astronómicos que contradecían los aristotélicos.

Es cierto que Galileo actuó con exceso de confianza, pero a simple vista la situación así se lo permitía. Lo grave fue que el mismo papa, movido por las intrigas palaciegas, traicionó a Galileo y se pasó al bando de sus enemigos. En septiembre fue citado a Roma.

Galileo fue a juicio y lo perdió. La condena fue prisión de por vida. Primero se conmutó a arresto domiciliario luego pasó a estar custodio del obispo de Siena y finalmente fue a su domicilio.

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